Sweet moment.

Su mirada se perdía entre las estrellas. De pronto, sintió algo tras ella y no tuvo que volverse para saber que era el, y se había echado a su lado. Sintió su brazo rodeándole la cintura. No lo notaba como algo corpóreo, sino como el roce de la brisa, la calidez de un rayo de sol, la frescura de un día de lluvia.
Eso la reconfortó infinitamente.
-No me dejes sola- suplicó en un susurro- No me dejes nunca.
-Nunca-prometió él, y su voz sonó muy cerca de su oído, en lo más hondo de su mente y en lo mas profundo de su corazón.

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