Ésta seguía; cantaba canciones infantiles con desdén mientras saltaba de un lado a otro de la habitación dejando a relucir sus libres rizos llenos de vida.
Inocencia de acercó a una de las dos muchachas, a cual más aterrada esperando una infame pregunta que las dejara en evidencia ante sus Principios. Y con sus grandes y atentos ojos preguntó:
"¿Siempre piensas lo que haces? ¿Te arrepientes de algo?"
A lo que la asustada chica respondió:
"No, de nada."
Inocencia sonrió peligrosamente y se acercó a la otra chica alegando:
"No os veo muy seguras de vuestros actos y sus consecuencias... y eso supone una condena
...la condena del mañana" |