Algunas de mis ropas, que no me pongo por el mísero hecho de que me recuerdan demasiado, siguen oliendo a ti. A ese dulce aroma, característico, único.
Y sigo en las mismas; añoro, deseo, necesito, lloro en silencio. En el interior de mi cuerpo, sigue una luz de posibilidad, pero, si el resto es oscuridad, ¿de qué me sirve?
Espero que de algo. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario