Visiones.

Comienza a llover, o mejor dicho, a diluviar. Me estaba cayendo encima un jodido aguacero y no tenía ningún paraguas ni algún lugar donde refugiarme, solo la capucha de la sudadera.
La primera gota que advirtió la presencia de lluvia dio en mi mejilla, sintiéndola fría, tanto que parecía que me estaba quemando la piel. 
La segunda gota que noté más que las demás dio en mi boca, haciéndome recordar como tus labios se amoldaban pronunciando las palabras.
La tercera cayó en mis manos, haciéndome recordar, otra vez, cuando tus dedos se entrelazaban con los míos, dibujando una sonrisa de las verdaderas en mi cara.
La cuarta fue una de las peores, ya que dio en mi nariz, y un flash de tu olor vino a mi mente, haciendo que mis piernas temblaran
En ese momento, me paré en seco, busqué el bordillo mas cercano y, bajo el aguacero, me senté. Ahora mismo nada me importaba; ni mojarme, ni llorar, ni que alguien me viera o que sintiera compasión por mi. Me daba exactamente igual, porque todo me pareció sencillo.

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