No ayudáis, no servís para nada. Solo para pelear por dinero y comodidades, y mientras, ahí afuera la persona que os trajo al mundo se muere, sola, perdida en su silenciada angustia.
Ella, Su único valor, tiene el olor a fallecido en la mente. Un presentimiento extraño y mustio.
Y ahora lo grita, lo chilla sin prejuicio; CABRONES.
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