Ni la mala hostia me hace ceder.
Es mucho esto que me tira del alma,
que me sirve de brújula para no perderme,
y volver a ser quien era.
Esa fuerza que me brindas es la que te falta,
la que solías tener cuando te conocí,
la que te hacía ese niño fuerte y feliz que tanto intento ayudar,
y para todo eso, la fe en ti es lo que realmente me guía.
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