Cuidado que te vicias.

Echarás de menos pender de un hilo.
Echarás de menos que sus palabras surjan con cariño,
cariño que hace el roce, 
y un roce que te extasió de tal manera
que te recordó lo que era sentir, vivir, soñar, desear y tener.
Todo junto y bien mezclado,
haciendo únicos cada uno de los momentos a su lado.
Echarás de menos las miradas furtivas entre la gente
buscándote para sonreírte de la manera más cordial y sincera.
Como si todavía quedase algo de inocencia y niñez.

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