Ya nada importa.
Nada puede influir en mi.
Ni ni tú, ni ella, ni nosotros, ni ellos, ni nada.
Ahora es cuando vienen a intentar consolar
y la más cruel de las verdades sale por mi boca.
Quemando todo dolor a su paso,
haciéndome recordar como era,
y adopto esa filosofía otra vez más.
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