Acabo de descubrir la isla de San Borondón.

Hoy he descubierto que estoy muerta. Sí, muerta. No respiro, mi cuerpo no funciona, mi corazón no late, mi sangre no se mueve por mis venas, mi cabeza no responde.
No se puede considerar viva a una persona que no siente, que no sonríe, que no come, que todo lo maldice. No me considero una persona con vida. Porque algo me falta, algo imprescindible que me da razones para que no me olvide de coger y soltar aire. 
Lo único que se con certeza ahora mismo es que te quiero. Y es bastante triste que ese sea mi pilar de vida.

6 comentarios: